ÁFRICA/RD. CONGO - “Damos gracias por estar vivos”: Testimonio desde Bukavu una semana después de la conquista por el M23

lunes, 24 febrero 2025 iglesias locales   guerra  

Kinshasa (Agencia Fides) – “Damos gracias por estar vivos”. Este es el sentimiento que prevalece en Bukavu, la capital de Kivu del Sur, en el este de la República Democrática del Congo, conquistada por el M23 el 16 de febrero (véase Fides 17/2/2025).

En una nota enviada a la Agencia Fides, una fuente de la Iglesia local describe la situación en la ciudad una semana después de su conquista:

“Ayer, domingo 23 de febrero, la primera misa de la mañana en la parroquia de Nguba, en las afueras de Bukavu, estaba abarrotada de gente, casi como de costumbre. Algunos todavía tenían miedo de salir a la calle antes de las seis, al amanecer, y pospusieron su salida hasta la segunda misa. Se escuchaba un coro digno de las celebraciones vaticanas y se respiraba una intensa gratitud. El celebrante, el padre Jean-Marie, expresó el sentir de todos: «No estaba seguro de que seguiríamos aquí este domingo para alabar al Señor. Demos gracias».

«¡Cómo no voy a bailar y dar las gracias!», repite una anciana. El sentimiento de agradecimiento tras haber escapado por poco del peligro se palpaba en la asamblea. Apenas el domingo pasado, los nuevos ocupantes habían entrado en la ciudad tras días de agitación, y en su afán por restablecer el orden, el número de muertos había aumentado: entre el viernes 14 y el lunes 17 de febrero, la Cruz Roja contabilizó veintiséis fallecidos. Escuchando los cánticos, viendo las palmas y los bailes, pienso que esa es la resiliencia de este pueblo: su fe tenaz en Dios y su capacidad para agradecer lo positivo sin cargar con lo negativo, sabiendo que en última instancia todo depende de la responsabilidad humana.

La ciudad sigue sin líderes: los de antes han huido y los nuevos aún no han sido nombrados; las calles están desprovistas de policías, ya que 2.200 de ellos han sido enviados a Goma para recibir formación y pronto recibirán nuevos uniformes del nuevo orden. Ni hablar de los soldados del ejército nacional, que han huido, generando desorden en la llanura de Ruzizi, más abajo, y en Uvira. Allí, la resistencia local, expresada por los wazalendo, es fuerte y no será fácil ocupar las localidades. Por el momento, a pesar de diversos rumores, parece que el M23 solo está en Kamanyola, o quizás ni siquiera allí. Mientras tanto, gran parte de la población de la Llanura ha huido en los últimos días hacia Burundi, muchos cruzando el ancho río Ruzizi: ¿y quién contará los niños arrastrados por las aguas?

El llamamiento en Bukavu es que la gente vuelva al trabajo: mañana (hoy 24 de febrero) deberían reanudarse las clases, al menos las básicas, pero surge la interrogante de quién pagará los sueldos de las escuelas públicas y concertadas, ya que se comenta que Kinshasa ya no tiene nada que ver con estas provincias.

En Kinshasa, el miedo lleva a la gente a cometer locuras, como detener a jóvenes simplemente porque hablan swahili, la lengua del Este, acusándoles de ser cómplices de los ruandeses. Es urgente que una palabra autorizada se alce para restablecer libertad y seguridad y guiar a la población.

El M23, que funciona como cortina de humo de la ocupación ruandesa, cuenta con apenas unos diez mil hombres (aunque se dice que, solo los soldados burundeses enviados para apoyar al ejército congoleño sumaban quince mil). ¿Cómo pueden aspirar a ocupar todo un país o incluso solo las provincias del Este? En cuanto a la rebelión de Corneille Nangaa, jefe de la Alianza del Río Congo, se trata de un movimiento surgido a último minuto y sin el apoyo real del M23. Esta es la razón por la que el M23 tiene prisa por reclutar.

Según diversos testimonios, en Goma, cuando el M23 tiene algún indicio o información de que hay resistencia en un barrio, lo rodean y van de casa en casa, de escuela en escuela. Si alguien les da la impresión de ser un resistente de Wazalendo o del ejército congoleño, se lo llevan para que se una a su grupo. Si se resisten, el M23 dispara.

Nada de esto parece agitar las mentes de las personas reunidas para alabar a su Señor. Están seguros de que más allá de los planes humanos está Dios y de que todo está en sus manos. Junto al altar, en el ofertorio, se siguen amontonando sacos y sacos de harina y arroz: es la contribución para los pobres de la parroquia que las comunidades de base entregan por turno cada domingo”.
(L.M.) (Agencia Fides 24/2/2025)


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