ÁFRICA/ZIMBABWE - “La abolición de la pena de muerte es un primer paso para promover una cultura de la vida en las cárceles”

martes, 25 febrero 2025 pena de muerte   iglesias locales   obispos  

Harare (Agencia Fides) – Con la abolición de la pena de muerte, Zimbabue ha dado un paso fundamental para alinear su legislación con el principio cristiano fundamental que nos enseña Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12,31). Así lo ha expresado la Comisión Episcopal de Justicia y Paz de Zimbabue, que ha elogiado la decisión ratificada a finales de 2024.

El 31 de diciembre, el presidente Emmerson Mnangagwa firmó el proyecto de ley que abolió la pena de muerte, tras su aprobación por el Senado el 12 de diciembre. La última ejecución en el país tuvo lugar en 2005, y según Amnistía Internacional, unas 60 personas estaban condenadas a muerte a finales de 2023. Ahora, estas penas serán conmutadas por cadena perpetua.

“La abolición de la pena de muerte en Zimbabue es el resultado de la colaboración entre la Iglesia, el gobierno y la sociedad civil”, subraya la Comisión de Justicia y Paz en una nota enviada a la Agencia Fides. “Reconocemos que la abolición de la pena de muerte no es un fin en sí mismo, sino un medio para promover una cultura de la vida, la dignidad y el respeto por todos los seres humanos”, señala el documento. En este sentido, la Conferencia Episcopal destaca la necesidad de mejorar las condiciones en las cárceles.

La Comisión de Justicia y Paz sugiere la creación de programas de rehabilitación mediante la colaboración entre el gobierno, cooperativas, instituciones educativas, hospitales, organizaciones de la sociedad civil y la Iglesia. “Proponemos que se establezcan programas de reinserción para los reclusos, incluidos aquellos que han estado en el corredor de la muerte y quienes serán liberados, con el fin de ayudarles a reinsertarse en la sociedad”.

También es necesario proporcionar apoyo conjunto a las familias de las víctimas: “Recomendamos que la Iglesia y el Gobierno trabajen juntos para proporcionar servicios de apoyo y asesoramiento a las familias de las víctimas, para ayudarles a sanar y seguir adelante. Esto está en consonancia con la convicción de que debemos odiar el pecado, pero no al pecador”. En esta línea, también se sugiere que la Iglesia y el Gobierno trabajen “juntos para promover prácticas de justicia reparadora, que se centren en la curación y la reparación, en lugar del castigo y la retribución”. Por último, es necesario evitar las ejecuciones extrajudiciales, que “siguen siendo motivo de gran preocupación en Zimbabue”.
(LM.) (Agencia Fides 25/2/2025)


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