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Adigrat (Agencia Fides) – A la sangrienta guerra civil que asoló Tigray entre 2020 y 2022, se suma ahora una escisión interna en el Frente Popular de Liberación de Tigré (TPLF), una de las dos facciones que se disputan el control de la región. El frágil acuerdo de paz firmado en Pretoria en 2022 (véase Agencia Fides 8/7/2024), entre el gobierno de Addis Abeba y los representantes del TPLF, parece haber sucumbido ante una nueva ola de violencia y desorden, con el riesgo creciente de sumir de nuevo al norte de Etiopía en una guerra civil.
El 11 de marzo, la facción rebelde tomó el control de Adigrat, ciudad fronteriza con Eritrea, y posteriormente conquistó Adi-Gudem, situada cerca de la capital regional, Macallé, intensificando así un conflicto interno dentro de otro conflicto mayor. Desde hace semanas, diversos medios de comunicación han difundido informes sobre la posibilidad inminente de un nuevo estallido de violencia, esta vez con la implicación directa de Eritrea.
El obispo de la eparquía católica de Adigrat, Tesfaselassie Medhin, ha confirmado esta situación a la Agencia Fides. “La inestabilidad en nuestra región sigue persistiendo, las tensiones entre Etiopía y Eritrea aumentan y el país podría verse envuelto en un enfrentamiento muy sangriento. Dios nos libre de que las facciones implicadas inicien una nueva guerra en Tigray, que ya ha sufrido enormemente”.
“En general, la política interna en Tigray no es buena”, continua Medhin. “La división entre los políticos locales y la repentina interrupción de los fondos de USAID están penalizando gravemente a millones de personas. El impacto en los programas para los pobres gestionados por ONG, organismos religiosos y agencias gubernamentales es devastador, y no hay ninguna estrategia de salida”. Incluso la agencia gubernamental Catholic Relief Services de Etiopía, que proporciona ayuda alimentaria de emergencia, ha visto suspendidas sus actividades. “Nos han informado de que continuarán operando con financiación privada, pero solo para programas más pequeños. Aún no sabemos en qué consistirán”, explica el obispo.
“Por lo demás, en un contexto de gran angustia y sufrimiento para nuestro pueblo, intentamos seguir adelante como Iglesia, dar esperanza a la gente y ser un signo de esperanza para ellos. Intentamos estar a su lado y trabajar por la curación del trauma de los sangrientos conflictos de los que han sido víctimas”, señala Medhin.
El Eparca de Adigrat concluye su conversación con un pensamiento para el Papa Francisco: “Rezamos por él. Estamos unidos en su sufrimiento, pero también en la alegría que Dios nos ha dado de tenerle como pastor en la Cátedra de Pedro”.
(AP) (Agencia Fides 25/3/2025)