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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “A nuestras faltas el Señor responde con su sobreabundancia”. Lo ha dicho el Papa Francisco al asomarse a la Plaza de San Pedro este mediodía para el Ángelus. El Pontífice, comentando el Evangelio de la liturgia de hoy (cf. Jn 2,1-11), donde se lee el primer milagro de Jesús, la transformación del agua en vino durante unas bodas en Caná de Galilea, ha recordado cómo este relato “sintetiza toda la misión de Jesús”.
Porque, como decían los profetas, “el día de la venida del Mesías, el Señor preparará ‘un banquete de vinos excelentes’ (Is 25,6) y ‘las montañas derramarán el vino nuevo’ (Am 9,13)”. Y, citando a Benedicto XVI, ha explicado: “el signo de Dios es la sobreabundancia”. “¡Dios no es tacaño!”; y luego ha añadido: “El Señor nos da su amor con sobreabundancia. Parece una contradicción, pero no lo es, porque Dios quiere celebrar con nosotros una fiesta que no tiene fin”.
Tras la bendición, los pensamientos del Papa Francisco se han dirigido a Gaza, donde, tras más de 15 meses de guerra, se ha alcanzado un acuerdo para una tregua duradera. La tregua, anunciada en los últimos días, ha comenzado, aunque con tres horas de retraso debido a “problemas técnicos” en el envío y recepción de la lista con los nombres de los primeros rehenes que serán liberados hoy. El Pontífice ha expresado su gratitud “a todos los mediadores” por los resultados obtenidos. “Es un hermoso trabajo mediar para que se logre la paz. ¡Gracias a los mediadores! Y también doy las gracias a todas las partes que han intervenido en este importante resultado”.
“Espero que lo acordado sea respetado inmediatamente por las partes y que todos los rehenes puedan finalmente regresar a casa y volver a abrazar a sus seres queridos. Rezo mucho por ellos y por sus familias”, ha añadido el Pontífice, pidiendo “que las ayudas humanitarias lleguen más rápidamente y en grandes cantidades a la población de Gaza, que tan urgentemente las necesita. Tanto los israelíes como los palestinos necesitan señales claras de esperanza: espero que las autoridades políticas de ambos, con la ayuda de la comunidad internacional, puedan alcanzar la solución adecuada para los dos Estados. Que todos puedan decir: sí al diálogo, sí a la reconciliación, sí a la paz”. Una paz que el Papa ha pedido invocar en la oración para que llegue también a la “atormentada Ucrania, Myanmar”, y “por todos los pueblos que sufren la guerra”.
(F.B.) (Agencia Fides 19/1/2025)