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Por padre Massimo Miraglio*
Pourcine Pic Makaya (Agencia Fides) – Cada mañana, alrededor de 250 niños caminan durante horas por senderos empinados y peligrosos para llegar a la escuela primaria e infantil de Pourcine Pic Makaya, una aldea enclavada en la meseta montañosa del suroeste de Haití. Proceden de caseríos dispersos por la zona: algunos suben desde los valles cercanos, otros descienden desde lo alto de la meseta, enfrentándose a caminos pedregosos y resbaladizos que se vuelven casi intransitables con la lluvia o el rocío.
“Todas las mañanas, a las 7:30, me coloco en la entrada del patio escolar para recibir a nuestros jóvenes héroes, de entre 4 y 14 años”, relata un misionero presente en la comunidad. “Muchos llegan puntuales y arreglados, dentro de sus posibilidades. Incluso los más pequeños, que recorren distancias largas, se han lavado en la fuente pública y se han puesto su uniforme escolar”.
La puntualidad, sin embargo, no siempre es posible. “¿Llegas tarde, Jean?”, pregunta el misionero a un niño. “Padre, vivo en Loran. Esta mañana mi mamá me mandó a la fuente a por agua, después llevé la cabra a pastar… y el camino está muy resbaladizo”, responde el pequeño. Son apenas las 8:30 de la mañana, y este niño de siete años ya ha recorrido varios kilómetros y cumplido con múltiples tareas familiares.
“Caer enfermo en Pourcine Pic Makaya es una desgracia que hay que intentar evitar, el hospital es inaccesible y está reservado a los casos más graves, que son llevados a brazo en camilla hasta el fondo del valle (6 horas a pie) y luego... en moto o si se tiene la suerte de encontrarse con uno de los rarísimos coches que pasan se puede esperar llegar al hospital de Jérémie, pero a menudo muchos mueren por el camino”.
Las enfermedades, sobre todo si no son demasiado graves, se tratan en Pourcine Pic Makaya con la medicina tradicional, que combina el uso de plantas medicinales con rituales y creencias más difíciles de entender. En muchos casos, esta medicina resulta eficaz y decisiva, pero hay situaciones que, por su gravedad, requieren tratamiento inmediato y la presencia de personal profesional. En estos casos, seguir administrando remedios tradicionales puede tener consecuencias fatales.
“En los últimos meses, varias personas han acudido a la Casa del Padre a causa de estas 'falsas creencias', alimentadas por las sectas. En Pourcine Pic Makaya, la casa del párroco se ha convertido en un punto de referencia para todos los que caen enfermos, ya sea un dolor de muelas, una bronquitis o una herida que hay que curar... por no hablar de los escolares: parasitosis, fiebre, tos, heridas, y algunos luego, con tanta esperanza en el corazón, vienen de lejos para buscar una solución a problemas de salud incluso graves”. “Por el momento – continua -, lo que se puede hacer es controlar los síntomas y ayudar a la persona a llegar al fondo del valle donde, con suerte, quizá consiga llegar al hospital. Cada vez me asombra ver cómo una persona con una salud muy precaria se las arregla para hacer un viaje tan arduo y difícil, llegan a la parroquia febriles o gravemente heridos, y desde allí parten para llegar al hospital. Un pueblo de héroes”.
“En 2024 y en esta primera parte de 2025 se han dado algunos pasos para mejorar las condiciones de vida de la comunidad local (véase Agencia Fides 5/3/2025). Durante 2025 seguiremos por este camino, a pesar de las enormes dificultades del país, comenzaremos con el proyecto de alfabetización dirigido a adultos, las obras de mantenimiento de algunos tramos de los senderos y caminos de herradura de la zona, el segundo tramo del acueducto y el aseguramiento de otras dos fuentes, el vivero de café. Queda el mayor reto: construir una pequeña clínica para atender las grandes necesidades sanitarias de la población”.
(Agencia Fides 15/4/22025)
* El padre Massimo Miraglio es misionero de la Orden de los Ministros de los Enfermos, Camiliano, párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Pourcine Pic Makaya.
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