Daca (Agencia Fides) - «En el país se siente una crisis general. Estamos atravesando una fase de transición muy delicada, marcada por tensiones, incertidumbre y problemas económicos que podrían derivar en nuevas protestas», explica a la Agencia Fides el padre Redon Robert Hadima, sacerdote bangladeshí y vicerrector del Seminario Mayor Interdiocesano de Dhaka.
El P. Hadima recuerda cómo, durante las protestas estudiantiles del verano de 2024, que culminaron con la destitución y huida de la entonces Primer Ministro Sheikh Hasina, la violencia alcanzó áreas cercanas al seminario. Aunque el seminario no sufrió daños, otras instituciones públicas y privadas fueron blanco de ataques y vandalismo.
«El pueblo bangladeshí deseaba un cambio», comenta el sacerdote. «Se depositaron esperanzas en un gobierno provisional, pero, a pocos meses de su formación, la situación parece crítica. La economía está en un estado desesperado. Más de 200 fábricas textiles han cerrado, lo que ha tenido un impacto devastador en el empleo. La inflación descontrolada afecta incluso a los productos básicos, mientras que la depreciación del taka frente al dólar encarece los bienes importados. Estas condiciones agravan el descontento popular. Cuando las personas no tienen suficiente para comer y luchan por sobrevivir, el ambiente social se vuelve potencialmente explosivo».
El sistema educativo también se enfrenta a dificultades graves. Según explica el padre Hadima, la decisión del gobierno provisional de revisar los contenidos de los libros de texto y retirar los antiguos ha dejado a millones de estudiantes sin el material necesario para el curso escolar iniciado en enero de 2025. Este cambio buscaba modificar las referencias históricas a Mujibur Rahman, padre de la depuesta primera ministra, atribuyendo la declaración de independencia de Bangladesh a Ziaur Rahman, ex presidente y fundador del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP). Mujibur, según los historiadores, habría proclamado la independencia en febrero de 1971, aunque Ziaur, mayor del ejército en ese momento, lo hizo en su nombre mientras Mujibur estaba encarcelado por las autoridades paquistaníes.
«La falta de libros ha generado confusión en las escuelas públicas y concertadas», señala el sacerdote. «Además, la dimisión o el despido de excelentes docentes, simplemente por no alinearse con el movimiento estudiantil, ha agravado el problema. Esto ha provocado un descenso alarmante en el nivel educativo».
«Lo que se percibe ahora», continúa el padre Hadima, «es el fin de la ‘luna de miel’ del gobierno provisional con la población. La gente desconoce la fecha de las próximas elecciones y anhela desesperadamente estabilidad política, económica y social. Estamos viviendo una fase de transición extremadamente frágil. Hay un sentimiento generalizado de insatisfacción, incluso hacia los líderes estudiantiles, que son señalados como responsables de esta inestabilidad. Existe el temor de que las tensiones sociales puedan derivar nuevamente en violencia».
«Otro problema que se percibe», observa, «es la reorganización y el resurgimiento de grupos islamistas radicales que podrían generar conflictos en la sociedad, promoviendo prácticas y actos de discriminación, especialmente contra minorías religiosas como cristianos e hindúes».
El Vicerector concluye: «Como comunidad católica, una comunidad que representa apenas el 0,03% de la población, debemos esforzarnos por contribuir a la estabilidad, calmando los ánimos y consolando los corazones afligidos. Es necesario pedir paciencia a la gente y vivir, especialmente en este año jubilar, como un tiempo de esperanza. Esa esperanza existe; está en el Señor y no se desvanece. Desde nuestra modesta realidad, nos comprometemos a fomentar la caridad y la solidaridad con todos, especialmente con los más pobres y vulnerables».
(PA) (Agencia Fides 22/1/2024)