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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – María, como “obra maestra” de la “gracia de Dios”, es presentada como el modelo ideal en la “escucha de la Palabra”. El Papa Francisco, desde el Aula Pablo VI, ha retomado el ciclo de catequesis centrado en el tema del Año Santo: “Jesucristo, nuestra esperanza”. Tras dos semanas dedicadas a reflexionar sobre los niños y su protección (véase Fides 8/1/2025 y 15/1/2025), la meditación de hoy se ha centrado en el relato evangélico de la Anunciación. En este pasaje, el Santo Padre ha destacado la “escucha y disponibilidad” de María ante la Palabra de Dios, una Palabra que proviene “de lo alto” y que tiene el poder de transformar todo a su paso
El evangelista Lucas, muestra al comienzo de su libro “los efectos de la potencia transformadora de la Palabra de Dios”, “que llega no sólo a los atrios del Templo”, sino también “en una aldea que la Biblia hebrea nunca menciona: Nazaret. En aquella época era una pequeña aldea de Galilea, en la periferia de Israel, una zona de frontera con los paganos y sus contaminaciones”.
En este lugar, ha explicado el Pontífice, el ángel Gabriel, “que en su nombre celebra el poder de Dios”, “lleva un mensaje de forma y contenido totalmente inauditos, tanto que el corazón de María se estremece, se turba”. La razón de ello está en el saludo, que no es el clásico “la paz sea contigo”, sino “¡alégrate!”. El Papa subraya que se trata de “un llamamiento muy querido en la historia sagrada, porque los profetas lo utilizan cuando anuncian la venida del Mesías (cfr. Sof 3,14; Gl 2,21-23; Zc 9,9). Es la invitación a la alegría que Dios dirige a su pueblo cuando termina el exilio y el Señor hace sentir su presencia viva y operante”.
El otro aspecto de este saludo insólito es el nombre con el que Dios llama a María, “un apelativo de amor desconocido en la historia bíblica: kecharitoméne, que significa ‘llena de la gracia divina’. Este nombre dice – ha proseguido el Obispo de Roma- que el amor de Dios ha habitado desde hace tiempo y sigue habitando en el corazón de María”, hasta el punto de que “la gracia de Dios ha realizado en ella un ‘cincelado’ interior, convirtiéndola en su obra maestra: llena de gracia”.
Este cariñoso sobrenombre, va acompañado de una tranquilizadora: “¡No temas!”. Palabras, ha señalado el Papa Francisco, que Dios dirige a todos sus siervos a los que confía misiones importantes, como Abraham, Isaac, Moisés o Josué.
“Y nos lo dice también a nosotros: ‘¡No temas, sigue adelante, no temas!’. ‘Padre, tengo miedo de esto’; ‘¿Y qué haces tú cuando…?’; ‘Perdone, padre, le digo la verdad: voy a la adivina a que me lea la mano…’. Por favor, ¡no tengan miedo! ¡No teman! ¡No teman! Esto es hermoso. ‘Soy tu compañero de viaje’: esto dice Dios”, ha añadido el Pontífice.
En el anuncio del ángel se revela la misión que Dios ha decidido encomendar a María, “haciendo resonar en su corazón numerosos pasajes bíblicos que hacen referencia a la realeza y mesiazgo del Niño que va a nacer de ella y que será presentado como cumplimiento de las antiguas profecías”. Será madre del “tan esperado Mesías davídico”, un rey “no a la manera humana y carnal, sino a la manera divina, espiritual” cuyo nombre será “Jesús”, que significa “Dios salva”, recordando así “a todos y para siempre que no es el hombre quien salva, sino sólo Dios”.
“Esta maternidad estremece a María profundamente” ha añadido el Papa, pero “como mujer inteligente que es, es decir, capaz de leer dentro de los acontecimientos, busca comprender, discernir lo que está sucediendo” en lo más profundo de su corazón. Y así, “se abandona, obedece… Acoge al Verbo en su propia carne y se lanza así a la mayor misión jamás confiada a una mujer, a una criatura humana… Aprendamos de María, a dejarnos abrir los oídos a la Palabra divina y a acogerla y custodiarla, para que transforme nuestros corazones en tabernáculos de su presencia, en hogares acogedores donde pueda crecer la esperanza”.
Por último, al saludar a los numerosos peregrinos llegados a Roma, el pensamiento del Pontífice se ha dirigido a América: “Quiero que sepan que mi corazón está con los habitantes de Los Ángeles, que tanto han sufrido a causa de los incendios que han devastado barrios y comunidades enteras, y que aún no han terminado. Que Nuestra Señora de Guadalupe interceda por todos los habitantes, para que sean testigos de esperanza a través de la fuerza de la diversidad y la creatividad por la que son conocidos en todo el mundo”.
Por último, una vez más ha lanzado un llamamiento a la paz: “No olvidemos la atormentada Ucrania, no olvidemos Palestina, Israel, Myanmar. Recemos por la paz. Ayer llamé -lo hago todos los días- a la parroquia de Gaza. Estaban contentos, hay 600 personas allí, entre la parroquia y el colegio. Y me dijeron: hoy hemos comido lentejas con pollo, algo que no estaban acostumbrados a hacer en estos tiempos. Rezamos por Gaza, por la paz y por muchas otras partes del mundo”, ha concluido. “La guerra es una derrota. ¿Y quién gana con la guerra? Los fabricantes de armas”.
(F.B.) (Agencia Fides 22/1/2025)