ASIA/MYANMAR - Consagrado un nuevo obispo en el estado de Rakhine, mientras continúan los combates

lunes, 24 febrero 2025 guerra civil  

Archdiocese of Yangon

Pyay (Agencia Fides) - Los fieles católicos del estado de Rakhine (también conocido como Arakan), en el oeste de Myanmar, han dado la bienvenida al nuevo obispo, Peter Tin Wai, un “Buen Pastor” llamado a dirigir el rebaño de los bautizados en medio de una situación de guerra civil, mientras en el territorio del estado continúan los enfrentamientos entre el ejército de Arakan, las milicias locales y el ejército regular birmano.

Desafiando la violencia generalizada y sin dejarse vencer por las penurias y los desplazamientos, más de 2.000 fieles católicos se han congregado en los últimos días en la ciudad de Pyay, la diócesis que abarca todo el territorio del estado de Rakhine, para reunirse en torno al nuevo obispo.

Durante la solemne eucaristía de consagración del nuevo obispo, presidida ayer por el cardenal Charles Maung Bo, presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar, asistieron una veintena de obispos birmanos, 150 sacerdotes, más de 200 religiosas y miles de fieles procedentes de ciudades y pueblos vecinos. Muchos, sin embargo, no pudieron desplazarse desde sus aldeas, en medio de los combates, y se unieron en oración en sus casas o en asentamientos improvisados en los bosques, donde se han acampado.

La diócesis de Pyay está habitada en gran medida por personas de etnia rakhine, contando con unos 30.000 católicos en una zona de mayoría budista. La sede episcopal se encuentra en la diócesis de Pyay, que fue la antigua Prefectura Apostólica de Sittwe, erigida en 1940 y dirigida por el padre Thomas Newman, el primer Prefecto Apostólico. Posteriormente, el territorio fue confiado a los Misioneros de La Salette y, en 1961, monseñor Thomas Newman se convirtió en el primer obispo de la diócesis, que pasó a llamarse Prome y, en 1991, se transformó en la actual diócesis de Pyay.

Los fieles se han reunido -un acontecimiento extraordinario en tiempos de guerra- y han rezado con y por el obispo Peter Tin Wai, en una celebración del Año Jubilar de la Esperanza, a pesar del trágico contexto de sufrimiento y conflicto. “Venimos a celebrar el tiempo de Dios, que es siempre el tiempo de la esperanza”, ha señalado el cardenal Charls Maung Bo, que ha dado las gracias al anterior obispo, Alexandre Pyone Cho, un pastor que “encarnó el espíritu de Simón de Cirene, recorriendo el Vía Crucis con el pueblo”.

En un territorio atormentado por la guerra y la pobreza, la vida de los sacerdotes y religiosos es difícil, pero el Obispo siempre les ha apoyado y por ello ha recibido la gratitud de los fieles. El cardenal Bo ha señalado: “Vivimos tiempos difíciles en los que parece haberse impuesto la oscuridad. El mal ha estrangulado la bondad, y el odio ha arrollado al amor. Sin embargo, somos un pueblo de esperanza, que navega por el Año Jubilar de la Esperanza. El Señor es el Señor de la vida, no de la muerte. Al celebrar la consagración del obispo Peter Tin Wai como una familia unida, nos regocijamos en el Espíritu, nos ofrecemos consuelo y aliento mutuamente. Este es un tiempo de curación y reconciliación”.

Mons. Peter Tin Wai, nacido y criado en el Estado de Rakhine, está plenamente integrado en la cultura y en los retos de la población local, y conoce de cerca la difícil situación de los desplazados internos. Como sacerdote, ha participado activamente en la atención pastoral a los desplazados, y su resistencia es vista como testimonio de su espíritu evangélico. Los presentes lo describen como alguien que “vive una vida sencilla entre la gente del estado de Rakhine, conoce sus lágrimas, sus alegrías y el dolor del desplazamiento y la pobreza”.

El obispo podrá “difundir el Evangelio en lugares marcados por las heridas y la desesperación” y “llevar la paz y la sanación allí donde hay conflicto, en nuestros corazones, en nuestra diócesis y en la nación”, ha sido la esperanza expresada durante la celebración. El territorio del Estado de Rakhine también muestra otra herida: la situación de los rohingya, una población étnica minoritaria de confesión musulmana que ha sufrido un calvario en los últimos años y es también víctima del conflicto.

En el contexto de los combates en terreno, el ejército de Arakan se acerca a Sittwe, la capital del estado de Rakhine, y, según los observadores, se prepara para lanzar un ataque con el fin de hacerse con el control de la ciudad. En los últimos días, tras los primeros enfrentamientos en las afueras de Sittwe, los civiles comenzaron a huir, pero ahora ya no pueden escapar porque las fuerzas de la junta han bloqueado todas las rutas de salida. De los 17 municipios del estado de Rakhine, 14 ya están bajo el control del ejército de Arakan, y solo tres permanecen en manos del ejército regular: Kyaukphyu, Munaung y Sittwe, donde se encuentra el cuartel general regional de la junta militar birmana.

El escenario en Rakhine es similar al de otros estados de Myanmar y pone de relieve la presencia constante de la comunidad católica en un tiempo marcado por cuatro años de guerra civil. La vida espiritual, pastoral y sacramental, así como la asistencia y el consuelo brindados a los desplazados -quienes han abandonado tanto sus aldeas como, en consecuencia, sus parroquias- continúa con gran dedicación y un profundo testimonio de fe, pese a la dificultad y la precariedad de la situación.

También continúa la atención de la Santa Sede a la vida eclesial en la nación, con la erección de nuevas diócesis, como la de Mindat, cuyo territorio fue extraído de la diócesis de Hakha, en el Estado de Chin, en la frontera con la India. Entre los actos más recientes de la Santa Sede, en 2024, el Papa nombró al padre Raymond Wai Lin Htun obispo auxiliar de la archidiócesis de Yangon y eligió al padre John Mung-ngawn La Sam, MF, religioso de los Misioneros de la Fe, como obispo de la diócesis de Myitkyina, capital del estado de Kachin, otra zona marcada por graves desplazamientos.

Entre las medidas recientes, el sacerdote Felice Ba Htoo fue nombrado obispo coadjutor de la diócesis de Pekhon, en el estado de Shan, una región afectada por violentos enfrentamientos y donde han surgido recientemente nuevos grupos guerrilleros, como el Ejército Unido del Estado de Wa y el Ejército del Estado de Shan-Norte, lo que complica un panorama de violencia generalizada en el que los fieles católicos sufren junto al resto de la población local.
(PA) (Agencia Fides 24 /2/2024)


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