Diocese of Banmaw
Banmaw (Agencia Fides) - La majestuosa catedral de San Patricio en Banmaw, en el estado de Kachin, al norte de Myanmar, ha resistido el incendio provocado en los últimos días por el ejército Biman (véase Fides, 17/3/2025). “Sigue ahí, milagrosamente en pie”, afirma a la Agencia Fides, conmovido y sorprendido, el Obispo de Banmaw, Mons. Rymond Sumlut Gam.
“Seguiremos investigando para comprender mejor la situación sobre el terreno”, añade, aunque actualmente no es posible inspeccionar la zona, ya que se trata de un escenario de guerra donde continúan enfrentándose el ejército regular de Myanmar y el Kachin Independence Army (KIA). Este último, que representa a la minoría étnica kachin, lucha desde hace más de 60 años por la autonomía y la autodeterminación en el estado donde es mayoritario. Al igual que otras milicias étnicas, el KIA se ha unido a la resistencia armada de las Fuerzas de Defensa Dipolar, surgidas tras el golpe de Estado de 2021 para combatir a la junta militar en el poder.
Una fotografía enviada a la Agencia Fides, posiblemente captada por un dron, muestra la catedral con evidentes signos del incendio que devastó su interior, aunque su estructura perimetral y el tejado permanecen en pie, disipando el temor de que hubiera quedado reducida a escombros.
Frente a la catedral, en cambio, se observa el edificio de la antigua casa del clero, incendiado y destruido el pasado 26 de febrero (véase Fides, 17/3/2025). El obispo Gam explica el contexto de estos sucesos: “Desde diciembre del año pasado, la zona donde se encuentra nuestro complejo católico de Banmaw (que incluye la catedral, dos casas del clero, el Centro Pastoral y la residencia) ha sido escenario de enfrentamientos entre el ejército y el KIA. Todo el personal, religiosos y laicos, tuvo que huir. A finales de febrero, los combates llegaron hasta nuestras instalaciones y, el 16 de marzo, la catedral fue incendiada, en vísperas del día de San Patricio”.
El prelado sugiere que el ataque pudo deberse a la sospecha de que dentro se ocultaban combatientes del KIA. “Aunque hay cenizas y escombros por todo el recinto y estamos realmente conmocionados, ver la catedral aún en pie nos parece un pequeño milagro”, comenta.
A pesar de que el derecho internacional protege los lugares de culto y el patrimonio cultural incluso en tiempos de guerra, en el conflicto de Myanmar esta normativa es ignorada. “La destrucción generalizada demuestra que no se respeta ninguna norma, y los actos de vandalismo se cometen sin reparos”, denuncia un sacerdote birmano a la Agencia Fides. “Rezamos para que nuestro país se libere cuanto antes del maligno deseo de guerra”.
La catedral de San Patricio fue construida entre 1958 y 1959 por los Misioneros de la Sociedad de San Columbano y consagrada en 1960. Estos misioneros llegaron a Banmaw en la década de 1930, continuando la labor evangelizadora iniciada un siglo antes por los sacerdotes de las Misiones Extranjeras de París (MEP), presentes en la región entre 1856 y 1939.
A lo largo de los años, los padres y religiosas de San Columbano predicaron el Evangelio a la comunidad kachin, mayoritariamente animista en aquel entonces, dando lugar a miles de bautismos y vocaciones sacerdotales y consagradas.
Un laico bautizado de la diócesis de Banmaw, actualmente exiliado en el extranjero, expresa su gratitud: “Damos gracias a Dios por estos sacerdotes y religiosas, por sus sacrificios y su misión apostólica. El edificio de la catedral puede ser destruido, pero nuestra fe y fidelidad al Señor Jesucristo nunca serán arrebatadas por el fuego ni por el miedo que infunde la violencia”. El fiel recuerda con emoción su camino de fe: “Fui bautizado, recibí la Comunión, la Confirmación… Mi fe ha crecido y madurado en Banmaw. Tengo muchos recuerdos hermosos de cuando servía en el altar junto a misioneros como el difunto obispo Paul Grawng, el obispo Philip Ze Hawng y el obispo Francis Daw Tang”.
Con nostalgia y esperanza, concluye: “Hoy sufrimos al ver nuestro país desgarrado por la guerra, pero confiamos en que un día nos reuniremos con quienes nos amaron y nos transmitieron la fe. Estamos eternamente agradecidos a los sacerdotes y religiosos que han ‘terminado su misión terrenal’ y ahora descansan en el hogar celestial: los sacerdotes franceses como el obispo Ambrose Bigandet MEP, el Padre Charles Gilhodes MEP y todos los demás padres de las Misiones Extranjeras de París. Los 38 misioneros de San Columbano, como Mons. Patrick Usher, el obispo John Howe, el padre Kellerher, el padre Wade, el padre James Cloonan y tantos otros discípulos de Cristo. No seríamos lo que somos hoy sin las obras de todos estos maravillosos discípulos de Cristo. Que su legado de fe florezca siempre a través de nosotros”.
(PA) (Agencia Fides 26/3/2025)