ASIA/MYANMAR - En Mandalay, la ayuda humanitaria a los desplazados se convierte en oportunidad de diálogo y oración

lunes, 7 abril 2025 terremoto   ayuda humanitaria   oración   diálogo  

Archdiocese of Mandalay

Mandalay (Agencia Fides) – Lluvias torrenciales y fuertes vientos golpean a las personas sin hogar en el terremoto de Mandalay y Sagaing. A los miles de personas acampadas en las calles, los fenómenos atmosféricos les están pasando factura. Según los equipos de rescate, como el Mandalay Catholic Emergency Rescue Team, creado por la archidiócesis de Mandalay, la lluvia y el viento están creando más dificultades a las personas que viven en tiendas provisionales en las calles, y la red eléctrica también se está viendo afectada por las fuertes lluvias caídas en el país, con numerosas interrupciones.

El arzobispo Marco Tin Win, los sacerdotes y los consagrados de Mandalay comparten la vida de los refugiados y duermen a la intemperie, en tiendas improvisadas. El católico Joseph Kung dice a la Agencia Fides: “El trabajo urgente ahora es cuidar y salvar a las personas que se encuentran en la calle. Parece que el recuento de cadáveres casi ha terminado. Ahora entre los desplazados, necesitados de agua potable y alimentos, hay riesgo de disentería, enfermedades respiratorias o de la piel debido a las malas condiciones higiénicas”.

El equipo de voluntarios católicos está recogiendo donativos y distribuyendo ayuda a los desplazados, como alimentos, agua, medicinas, refugios temporales y kits de higiene. “El recinto de la catedral del Sagrado Corazón de Mandalay –dañado por el terremoto– se ha convertido en un refugio para las víctimas del seísmo, sin distinción de etnia o religión: hay cristianos, budistas, musulmanes e hindúes, y los feligreses han estado trabajando para aliviar el sufrimiento de las víctimas”, explica a la Agencia Fides el padre Peter Kyi Maung, vicario general de la archidiócesis.

Los voluntarios también fueron a llevar ayuda humanitaria a Sagaing y con ellos también el arzobispo Tin Win, que viaja constantemente para llevar consuelo y alivio, deteniéndose a hablar y rezar con los desplazados y los enfermos. “Este sufrimiento se ha convertido en una oportunidad para un profundo diálogo interreligioso, ya que los budistas son la mayoría de la población afectada”, informa el padre Peter.

En el futuro, se informa, será esencial contar con ayuda específica para reconstruir iglesias y edificios pastorales. La archidiócesis está ultimando la evaluación de los daños, que han afectado a la casa del clero en Mandalay, la residencia del arzobispo, el Instituto Educativo Juan Pablo II, la catedral del Sagrado Corazón en Mandalay (donde el campanario está muy dañado y es inseguro), las iglesias de San Francisco Javier, San Juan y San Miguel en la ciudad; la iglesia de San Miguel (en el municipio de Thanwin), la iglesia de San José (en Lafon), la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes (en Yamethin), la iglesia de San Vicente de Paúl (en Zawgyi); así como el Hogar para enfermos Madre Teresa, el Seminario Intermedio de Mandalay y el Seminario Menor de Pyin Oo Lwin.

Dada la situación en la zona, la ceremonia de consagración episcopal de monseñor Augustine Thang Zawm Hung, que será ordenado obispo de la diócesis de Mindat, en el vecino estado de Chin, ha sido trasladada: no podrá celebrarse en Mandalay y tendrá lugar el 27 de abril en la catedral de Santa María de Yangon.

En este dramático escenario, “es aún más necesario un alto el fuego”, señala el sacerdote P. John Aung Htoi. “Respetamos a la joven generación que ha perdido la vida en los últimos cuatro años luchando contra la junta militar y podemos entender su reticencia. Pero en la situación actual, creo que un alto el fuego global es imprescindible por el bien del país”. “Como comunidad católica de Myanmar – recuerda-, pedimos encarecidamente un alto el fuego después de una catástrofe natural como esta. Creo que la dignidad de cualquier organización no se verá dañada por los esfuerzos para detener la guerra, para atender a tanta gente en apuros. Es necesario empezar por un alto el fuego que abra el camino a la paz y a la participación de todos en la reconstrucción del país”.
(PA) (Agencia Fides 7/4/2025)


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