ÁFRICA/REP. CENTROAFRICANA - “Con la visita del Papa Francisco se ha sentido un cambio positivo”, dice el Obispo Coadjutor de Bangassou.

viernes, 2 mayo 2025 papa francisco   iglesias locales   paz  

Bangui (Agencia Fides) – «El Papa Francisco siempre ha sido muy importante para la República Centroafricana», afirma a la Agencia Fides Aurelio Gazzera, misionero carmelita descalzo en el país desde hace 34 años y actualmente obispo coadjutor de Bangassou.
«El inicio de su pontificado, en 2013, coincidió con una de las muchas guerras que siguen afectando a este país. Su atención hacia Centroáfrica se concretó con su visita en 2015. Estábamos hacia el final de la guerra, que sin embargo no logró transformarse en una paz duradera. El Papa quiso venir aquí y abrir la primera puerta santa del Jubileo de la Misericordia en Bangui, la capital centroafricana. Lo recuerdo bien, porque yo estaba en Bozoum, y durante los meses anteriores era casi imposible desplazarse a Bangui, que está a 300 km, ya que la carretera estaba infestada de rebeldes que atacaban convoyes y vehículos particulares. Cuando se anunció la visita papal, no lo creímos, casi hasta el último momento, porque la situación era muy tensa y había mucho miedo».

«Recuerdo que, en la víspera de la llegada a Centroáfrica, el Papa estaba en Uganda o Kenia, y la radio francesa anunció que se había cancelado la etapa centroafricana. Estábamos en Bangui con muchos fieles, habíamos involucrado a varias parroquias. Yo estaba con un grupo de 50 personas con las que viajamos día y noche en un camión. Cuando llegó el Papa, estábamos en la catedral de Bangui para la apertura de la puerta santa. Había mucha gente fuera, porque la catedral no podía acoger a todos. Y cuando el Papa proclamó a Bangui como la capital espiritual del mundo, al abrir aquella sencilla puerta de madera, fue como si entrara un soplo de aire fresco. Esa sensación se confirmó al día siguiente, cuando el Papa Francisco, antes de celebrar misa en el estadio, visitó un campo de refugiados y mantuvo un encuentro con los musulmanes en una mezquita situada en un barrio inaccesible desde hacía más de un año. Lo hizo en un camión muy simple y sin protección alguna. Fue como una bofetada a las Naciones Unidas y a los países que habían desaconsejado la visita hasta el último momento».

«Estábamos en el estadio esperándolo, cuando en un momento comenzaron los vítores de la multitud. Pensábamos que era el Santo Padre, pero en realidad era el imán, presidente del Consejo Superior Islámico de la República Centroafricana, que trabajaba junto con el cardenal Dieudonné Nzapalainga, que en aquel momento era arzobispo de Bangui, y el pastor Nicolas Guerekoyame, presidente de la Alianza Evangélica Centroafricana, en la plataforma de líderes religiosos por la paz. Cuando vimos que la gente lo aplaudía, comprendimos que el ambiente había cambiado de verdad. Luego vino la misa, con una participación extraordinaria de los fieles: una celebración muy africana, muy hermosa y, al mismo tiempo, muy sencilla. La salida del Papa del estadio también fue espectacular, con gente celebrando por todas partes. En un país en guerra, donde era casi imposible desplazarse o salir de casa, ver a la población circulando en coches y motos, tocando el claxon y agitando banderas, fue una señal clara de que algo había cambiado».

En conclusión, según monseñor Gazzera, «Centroáfrica le debe mucho al Papa Francisco: un cardenal, el viaje apostólico de 2015, y su constante atención a los países más pobres y marginados, a las 'periferias', como le gustaba decir. Le estamos profundamente agradecidos, y por eso lo encomendamos al Señor».
(L.M.) (Agencia Fides 2/5/2025)


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