AMÉRICA/COLOMBIA - En Toribio, fin de una etapa histórica, pero no el fin de una misión

viernes, 31 enero 2025

IMC

Toribío (Agencia Fides) - "Gracias por haber caminado con nosotros, por ser parte de nuestra historia", han sido algunas de las palabras que han resonado durante la Misa de acción de gracias celebrada el domingo 26 de enero, que ha marcado los 41 años de presencia de los Misioneros de la Consolata en Toribío, en el norte del Cauca.

"La finalización de la presencia de los misioneros en Toribío ha señalado el fin de una etapa histórica, pero no el fin de una misión", se lee en una nota difundida por los misioneros. "La semilla sembrada durante más de cuatro décadas sigue dando sus frutos en líderes comunitarios, familias fortalecidas en su fe y una Iglesia local comprometida con la justicia y la paz".

Durante más de cuatro décadas, los Misioneros de la Consolata han caminado junto a las comunidades de Toribío, un territorio rico en patrimonio cultural indígena, pero también marcado por profundas dificultades sociales y políticas. Los misioneros han sido testigos de resistencia, solidaridad y compromiso con las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes del pueblo indígena Nasa.

"Querida familia, os saludamos desde esta iglesia parroquial de San Juan Bautista y desde este pueblo de Toribío: ‘Hemos hecho lo que debíamos hacer’", ha dicho el padre Venanzio Mwangi, Superior Regional, citando las enseñanzas de su Fundador San Giuseppe Allamano.

La ceremonia ha reunido a una gran multitud de fieles, líderes comunitarios y representantes de organizaciones locales, quienes han expresado su gratitud por el trabajo pastoral y social de los misioneros. Han recordado la historia compartida con la comunidad, evocando momentos de alegría y dolor, las luchas por la justicia social, la defensa del territorio y la promoción de la paz en medio de los conflictos armados.

En Toribío, los Misioneros de la Consolata llegaron después de la muerte violenta, en 1984, del padre Álvaro Ulcué Chocué, primer sacerdote indígena de la etnia Nasa, ordenado en la Iglesia de la arquidiócesis de Popayán, cuyo ejemplo ha inspirado su trabajo y cuya herencia sigue viva en la región.

A lo largo de los años, los misioneros se han integrado en las comunidades, no solo como guías espirituales, sino también como aliados en la construcción de un futuro más digno. Han edificado parroquias, formado líderes comunitarios y fortalecido una espiritualidad inculturada que respeta y valora las tradiciones ancestrales del pueblo Nasa.

La región del Cauca es particularmente estratégica porque reúne en un solo lugar todas las fases de trabajo y comercialización: cultivos ilícitos, talleres de transformación y las importantes rutas, los caminos que las drogas toman para salir ilegalmente del país.
(AP) (Agencia Fides 31/01/2025)


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