ASIA/TAILANDIA - Apóstoles entre los refugiados birmanos: los Hermanos Capuchinos llevan comida y consuelo espiritual

lunes, 3 marzo 2025 refugiados   franciscanos   asistencia humanitaria  

Ofm cap Thailand

Chiang Mai (Agencia Fides) - En la parroquia tailandesa de Mae Teng, en la diócesis de Chiang Mai, al norte de Tailandia, han encontrado refugio 350 católicos birmanos pertenecientes a las tribus Kayaw, Kayah y Kayan. En los últimos días, la muerte de una niña de la tribu Kayaw, cuyos padres no sabían a quién recurrir para el funeral, ha llamado la atención de los frailes franciscanos capuchinos que trabajan allí. Fray Denchai, Fray Alshem Anuchit Sombunpoolpeume y Fray André Thaweedet Sawanphaophan han acogido a la familia, han celebrado el rito funerario, les han brindado consuelo y acompañamiento en su duelo. Ahora, los religiosos capuchinos han establecido un vínculo con los refugiados, comenzando a visitar sus aldeas y asentamientos para conocer mejor sus necesidades y ofrecerles apoyo material y espiritual.

Los hombres de esas tribus, informan los hermanos, se dedican a entrenar elefantes, mientras que las mujeres venden artesanía a los visitantes. Sin embargo, su situación económica sigue siendo precaria: son, en su mayoría, inmigrantes ilegales, sin permiso oficial de residencia y trabajo, y carecen de derechos, como miles de otros refugiados birmanos que han huido del conflicto y no son reconocidos por el gobierno tailandés.

Los franciscanos se comprometen a proporcionar alimentos, medicinas y otros bienes esenciales, pero también garantizan una presencia de apoyo que no es secundaria: la espiritual, mediante celebraciones litúrgicas, sacramentos y cercanía humana, basada en una auténtica fraternidad. Estos elementos son tan importantes como el alimento material, a veces incluso más, ya que brindan paz y esperanza a los corazones afligidos.

Ahora, los frailes planean organizar un curso educativo para 45 niños y jóvenes que no pueden pagar las tasas escolares. Al mismo tiempo, buscan recursos para comprar medicinas y cubrir la atención médica, algo que estas familias no pueden permitirse con lo poco que logran ganar. Para responder a sus necesidades, también se ha movilizado el Centro Misionero Capuchino de Milán, con su director, fray Giovanni Cropelli, quien quiere aprovechar el tiempo favorable de la Cuaresma para sensibilizar a los fieles sobre la caridad y apoyar estas necesidades.

«Estos refugiados -observa- forman parte de los llamados “pueblos fantasma”, a los que el Estado no reconoce de ninguna manera. Sin identidad civil, no tienen acceso a asistencia médica, educación ni a ningún servicio público. Se encuentran en un estado de extrema necesidad». Añade que «entre ellos, hay una minoría aún más desfavorecida, la comunidad de refugiados católicos, que, huyendo de la guerra civil, han dejado atrás su hogar, sus parientes, sus recuerdos y sus raíces».

La emigración forzosa es una consecuencia de la profunda crisis política, social, económica y humanitaria que siguió al golpe militar de febrero de 2021, agravada por la guerra civil, que ha creado más de 3,5 millones de desplazados internos y miles de personas que cruzan la frontera hacia la vecina Tailandia.

El gobierno tailandés ha intentado frenar este fenómeno mediante políticas de repatriación, creando campos de detención para migrantes o campos de refugiados vigilados por la policía, sin permitir que los refugiados se integren en la sociedad. En 2024, la política de repatriación dio como resultado la detención de casi 200.000 ciudadanos de Myanmar.

Mientras continúa la guerra en Birmania, con la ley de reclutamiento obligatorio promulgada por la junta birmana, muchos jóvenes siguen intentando abandonar el país, eligiendo Tailandia como destino. Algunos se matriculan en escuelas, universidades y cursos de estudio, solicitando visados de residencia como estudiantes; para otros, la única vía es la clandestinidad, con la esperanza de encontrar trabajo y regularizar su situación.
(PA) (Agencia Fides 3/3/2025)


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