Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – ¿Con cuántos recursos cuenta el Dicasterio para la Evangelización (Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares) para ayudar a las diócesis de los territorios bajo su jurisdicción a alcanzar la autonomía financiera? Sobre ello se ha debatido ayer en el Aula Magna de la Pontificia Universidad Urbaniana, que ha servido de marco para la IV Jornada de Estudio dedicada a la cátedra “Velasio De Paolis”, cardenal scalabriniano, un gran canonista, fallecido en 2017. Entre los ponentes el profesor Vincenzo Buonomo, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Urbaniana; el profesor Andrea D'Auria, Decano de la Facultad de Derecho Canónico; y el profesor Yawovi Jean Attila.
El Arzobispo Fortunatus Nwachukwu, Secretario del Dicasterio y Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad Urbaniana, ha presidido y moderado los trabajos de la jornada. Por su parte, han ilustrado lo que significa acompañar a las Iglesias locales hacia la autonomía financiera el padre Tadeusz J. Nowak OMI, Secretario General de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, junto con la hermana Roberta Tremarelli AMSS, que trabaja en la Administración de las Obras Misionales Pontificias.
En su intervención, el padre Nowak ha recordado que, hasta la fecha, hay más de 1.130 Iglesias particulares, en comunión con el Sucesor de Pedro, que caen bajo la jurisdicción del Dicasterio para la Evangelización. Esto representa más de un tercio de todas las Iglesias particulares del mundo. En concreto, la lista incluye “diócesis -tanto de rito latino como oriental-, vicariatos apostólicos, prefecturas apostólicas, administraciones apostólicas, misiones sui iuris, prelaturas territoriales y abadías territoriales”.
Si en el pasado una Iglesia particular comenzaba con una misión en una zona donde el Evangelio había sido proclamado recientemente y donde la Iglesia aún no se había establecido de manera efectiva, y luego era elevada a vicariato apostólico y más tarde a diócesis, hoy en día “la mayoría de las nuevas Iglesias surgen de la división de diócesis existentes en zonas donde la Iglesia ya estaba presente”. Sin embargo, “permanecen bajo el cuidado del Dicasterio para la Evangelización hasta que alcanzan la plena autonomía financiera”. Una vez conseguida, “pueden solicitar el paso de la tutela del Dicasterio para la Evangelización a la del Dicasterio para los Obispos”.
Un paso que puede durar hasta cientos de años, ha añadido el padre Nowak, recordando que “el Dicasterio para la Evangelización acompaña a las Iglesias que dependen de él en su camino hacia la autonomía financiera, principalmente a través de las Obras Misionales Pontificias: la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, la Obra Pontificia de la Infancia Misionera y la Pontificia Unión Misional”.
La tarea de estas cuatro Obras -ha precisado el Secretario General de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe- “es servir al Papa en su solicitud” hacia “los misioneros”. Pero es sobre todo a través de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe como se acompaña específicamente a las Iglesias jóvenes, proporcionándoles subvenciones económicas para la creación y el fortalecimiento de sus infraestructuras eclesiásticas.
El año pasado, solo la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe “destinó más de 23 millones de dólares en forma de subsidio ordinario”, que los obispos pueden “utilizar para cualquier fin relacionado con la vida pastoral y la evangelización de la Iglesia local”. “Normalmente – ha señalado el padre Nowak- este subsidio se utiliza para la asistencia sanitaria del clero o para los gastos de oficina de la curia diocesana. Sin este subsidio, las diócesis sufrirían grandes dificultades que ralentizarían o incluso obstaculizarían la labor de evangelización”.
En este sentido, por poner un ejemplo, la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe “proporcionó casi 9 millones de dólares” en subvenciones para el sostenimiento de los catequistas en las Iglesias particulares. Este dinero se utilizó para “proporcionar algunos medios de apoyo y formación a los catequistas”. Después de todo –ha subrayado el padre Nowak- “los catequistas son esenciales, porque el número de sacerdotes ordenados en muchos territorios no es suficiente para garantizar una atención pastoral adecuada a todos los bautizados”.
A las subvenciones ordinarias se suman las extraordinarias, para las cuales las Obras Misionales Pontificias reciben “miles de solicitudes cada año”. En su mayoría, estas peticiones buscan financiar la construcción de capillas, iglesias, conventos, escuelas, clínicas, centros pastorales o casas para el clero jubilado, así como la adquisición de transporte para los misioneros, entre otros proyectos.
En 2024, “la Propagación de la Fe destinó más de 16 millones de dólares a subvenciones extraordinarias, atendiendo las solicitudes de obispos de África, Asia, Oceanía y América”, ha destacado el padre Nowak, quien ha recordado que la Obra “también destina más de nueve millones de dólares anuales para la gestión de cinco colegios en Roma, que se dedican a la formación continua del clero y de los religiosos consagrados de las Iglesias particulares bajo la tutela del Dicasterio. Cientos de sacerdotes y religiosas de estas Iglesias viajan a Roma para cursar estudios académicos superiores y, tras completar su formación, regresan a sus Iglesias locales como valiosos recursos para la vida pastoral de las respectivas comunidades eclesiales”.
Pero esto no es todo: “El Dicasterio para las Iglesias Orientales recibe cada año un importante apoyo financiero de la Obra Misionera Pontificia de la Propagación de la Fe para acompañar a las Iglesias de rito oriental en su camino hacia la autonomía financiera”. Además, ha proseguido el Secretario General, “se les proporciona el ajuar episcopal a los sacerdotes nombrados para el episcopado en las Iglesias particulares dependientes del Dicasterio (dos sotanas episcopales, un zucchetto, una mitra, un anillo episcopal, una cruz pectoral y un bastón pastoral). De este modo, el nuevo obispo está completamente preparado para iniciar su ministerio episcopal”.
Es importante señalar, como también ha recordado Sor Roberta Tremarelli, que “el Dicasterio para la Evangelización, a través de las Obras Misionales Pontificias, no financia proyectos”. Según las normas que rigen las Obras Misionales Pontificias, estas “participan” en proyectos “que la comunidad local inicia y de los que se hace responsable. El obispo debe presentar un plan financiero sólido para la ejecución del proyecto y comprometer a la comunidad en su finalización y mantenimiento continuo”. En este sentido, se evalúa por ejemplo “si una sala creada para la catequesis de los niños puede usarse también para otros fines”, que pueden contribuir a “la financiación continua de la estructura a lo largo del tiempo”, subraya Tremarelli, quien concluye: “La subvención es una ayuda, las Obras Misionales Pontificias no deben reemplazar a la Iglesia local. Nuestra ayuda debe ser el punto de partida hacia la autosuficiencia”.
Así, se fomenta que las Iglesias particulares asuman una responsabilidad financiera clara y transparente, al mismo tiempo que se les anima a ser independientes de las ayudas externas: “Somos ricos en Iglesias jóvenes, pero no debemos permanecer como Iglesias infantiles. Esto no significa que no tengamos infantes, al contrario, somos de los que más nos preocupamos por los niños en todo el mundo. Pero el objetivo es el crecimiento y la independencia de las Iglesias locales”, ha dicho para concluir el arzobispo Nwachukwu.
(F.B.) (Agencia Fides 9/4/2025)