Vicariato Apostolico Phnom Penh
Phnom Penh (Agencia Fides) – Ser “apóstoles de la misericordia y del corazón de Cristo”. Ser y vivir la Iglesia “como espacio de reconciliación para todos”. Estas son algunas de las semillas evangélicas plantadas por el Papa Francisco en la tierra fértil de Camboya, una pequeña nación del sudeste asiático, de mayoría budista, donde la comunidad católica, entre los 17 millones de habitantes del país, cuenta con unos 30 mil fieles repartidos en tres circunscripciones eclesiásticas: un Vicariato Apostólico y dos Prefecturas Apostólicas.
El obispo Olivier Schmitthaeusler, Vicario Apostólico de Phnom Penh, ha declarado a la Agencia Fides: “Quisiera recordar que aquí, en nuestra iglesia de Phnom Penh, hemos recibido a más de cincuenta delegaciones que, tras la muerte del Papa, han querido venir a mostrarnos afecto y cercanía: miembros del Gobierno Real de Camboya, embajadores, líderes religiosos budistas. Todos han venido a presentar sus respetos a un Papa al que nunca habían conocido, pero cuya imagen de pastor ha dejado huella. Naturalmente, los miembros de nuestra comunidad católica han rezado y siguen rezando sin cesar. El pueblo de Dios de Camboya se ha unido a la Iglesia universal en el agradecimiento al Papa Francisco por su ministerio y sigue rezando por él, como él solía pedir siempre”.
Según el Vicario Apostólico, “su lema, miserando atque eligendo, es decir, habiendo sido elegido por ser un pecador perdonado, es ciertamente la clave de lectura de su pontificado. Y hoy debe mantenernos despiertos, como a menudo le gustaba recordarnos. A los jóvenes les decía: no os quedéis en el sofá, no os jubiléis prematuramente. A todos nosotros y al mundo nos recuerda los temas dolorosos de la guerra, de la exclusión, de la cultura del despilfarro, de la indiferencia hacia los más pequeños. De él hemos aceptado la invitación a ser una Iglesia 'hospital de campaña'”, señala.
Al hablar del legado que el ministerio del Papa Francisco ha dejado en Camboya, el obispo afirma: “Apreciamos la misión de ser apóstoles de la misericordia y del corazón de Cristo. Lo experimentamos durante el Año de la Misericordia, pero también ahora, en el Jubileo de la Esperanza: la Iglesia es un espacio de reconciliación para todos”. Además, recuerda: “Resuena en nosotros la invitación a ser discípulos y misioneros de la alegría del Evangelio para todos los hombres, como está escrito en Evangelii gaudium, el primer texto de su pontificado”.
El planteamiento de “hacernos hermanos y hermanas de todos, especialmente de los más pobres, sin olvidar a nuestra Madre Tierra y el cuidado de la casa común” es de particular impacto en Camboya, donde los católicos son un pequeño rebaño inmerso en una nación mayoritariamente budista. “La encíclica Laudato si' y la carta encíclica Fratelli tutti nos han dado orientaciones preciosas”, señala.
Los fieles camboyanos también “apreciaron mucho la invitación a ser artífices de paz, comenzando por la vida en casa, en la familia, en el pueblo, en la nación y en el mundo entero, abriendo la puerta de la misericordia en el corazón de cada uno”.
Por último, dice el obispo Schmitthaeusler, “quisiera recordar la invitación a aguzar la mirada para reconocer a los ‘santos de la puerta de al lado’, como dice la exhortación apostólica Gaudete et exsultate. Y aquí, al inicio mismo de su pontificado, nos animó mucho su llamamiento al recordar a los mártires de Camboya, apreciando la fe, el coraje y la perseverancia de nuestros pastores y predecesores”.
El Vicario Apostólico cita un pasaje de los Hechos de los Apóstoles: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y camina» (Hch 3,6). Y concluye: “¿No son estas palabras de Pedro al paralítico el corazón del mensaje del 266º sucesor de Pedro? Estas palabras del Evangelio, hoy, en este tiempo pascual, las sentimos dirigidas precisamente a nosotros, la pequeña Iglesia de Camboya, llamada a vivir la comunión, la participación y la misión en espíritu sinodal, para que todos juntos caminemos hacia la esperanza, que es Jesucristo resucitado. Y ahora pedimos al Papa Francisco que rece por nosotros”.
(PA) (Agencia Fides 1/5/2025)
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