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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En tiempos de oscuridad, “el Señor se presenta ante nosotros con la luz de la resurrección, para iluminar nuestros corazones”. Sucedió a los Discípulos de Jesús, cuando encontraron al Resucitado, ellos que se habían sentido “huérfanos, solos, perdidos, amenazados e indefensos” después de la muerte de Jesús en la cruz: sucede de nuevo hoy, con la luz de la Pascua que abraza y sana incluso la tristeza por el final de la vida terrena del Papa Francisco.
En una Plaza de San Pedro bañada por el sol, ante la multitud de 200.000 chicos y chicas llegados a Roma de todo el mundo para participar en el Jubileo de los Adolescentes, el cardenal Pietro Parolin ha compartido con ellos palabras de esperanza y alegría pascual, celebrando la liturgia eucarística en el segundo de los “Novendiales”, el tiempo litúrgico de nueve días consecutivos dedicado a la celebración de misas en sufragio del Papa difunto.
La alegría pascual, ha dicho el Cardenal a los chicos y chicas, “es algo que hoy se puede casi tocar en esta plaza; la vemos impresa sobre todo en los rostros de ustedes, queridos chicos y adolescentes que han llegado desde todo el mundo a celebrar el Jubileo. Vienen de muchas partes: de todas las diócesis de Italia, de Europa, de los Estados Unidos, de América Latina, de África, de Asia, de los Emiratos Árabes, etc., con ustedes se hace presente realmente el mundo entero”.
El Papa Francisco - ha recordado el cardenal Parolin, citando la exhortación apostólica Evangelii gaudium- ha puesto en el centro de su pontificado precisamente la alegría del Evangelio, que “llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”. “No olviden nunca - ha exhortado el cardenal- alimentar su vida con la verdadera esperanza, que tiene el rostro de Jesucristo”. “Con Él no estarán nunca solos ni abandonados, ni siquiera en los momentos más duros”. “Él viene a encontrarse con ustedes allí donde están, para darles el coraje de vivir”.
En el segundo domingo de Pascua, domingo in Albis, cuando la Iglesia celebra también la fiesta de la Misericordia, el cardenal Parolin ha recordado en su homilía que “precisamente la misericordia del Padre, más grande que nuestros límites y que nuestros cálculos, es aquello que ha caracterizado el Magisterio del Papa Francisco y su intensa actividad apostólica, junto al deseo de anunciarla y compartirla con todos -el anuncio de la Buena noticia, la evangelización- que fue el programa de su pontificado. Él nos ha recordado que ‘misericordia’ es el nombre mismo de Dios” y que “nadie puede poner un límite a su amor misericordioso, con el que Él quiere volver a levantarnos y hacernos personas nuevas”.
El afecto que se está manifestando por el Papa Francisco tras el final de su vida terrena –ha subrayado el cardenal- “no debe quedar como una simple emoción del momento, debemos acoger su herencia y hacerla vida, abriéndonos a la misericordia de Dios y siendo nosotros también misericordiosos los unos con los otros”. La misericordia –ha añadido para concluir- “nos transporta al corazón de la fe”, “sana y crea un mundo nuevo, apagando los fuegos de la desconfianza, del odio y de la violencia. Esta es la gran enseñanza del Papa Francisco”.
(Agencia Fides 27/4/2025).